Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Esa noche me levante, sin saber a donde corría, solo persiguiendo algo, o alguien que se diluia como el azucar en el agua. La claridad era poca, la luna se cobijaba entre las ramas de un ciruelo que perfumaba el ambiente con ánimos de entibiar la noche y embriagar los poros que sudaban ya de tanto andar. Cerca de donde me encontraba un río bañaba a la tierra ignea, y se oia en crepitar de grillos junto a hierbas, maleza que al compaz de la contelacion de Orion giraban y me guiaban hacia las aguas diafanas con el anhelo se zozobrar en ellas.
Por el color de la noche borracha me sumergi hasta cubrir mi cabeza por completo,me fundi una y otra vez en la espesura del firmamento, sin mas desaparecieron las ataduras, y las palabras solo pasaron a ser mazmorra en una lejanía, en un desierto que creí desconocer por segundos.La vida, me parecio vida y comprendi que no habia un otro, ni un mío, sino solo una masa que unían en un mar blanco lleno de posibilidades con solo el final asegurado y me senti aun mas feliz.Vi sus ojos enloquecer y pedir mas.Senti la noche sobre mis espaldas y una embriaguez con gusto a Tupinambos.Su piel ( o debo decir mi piel? o nuestra piel? ) se posaba bajo mis piernas como la maleza y me senti enraizada como el arbol a la tierra.Lo mire y me vi en el en la espesura de la noche,la luna rebotando en sus cabellos.La boca de las aguas me solto hacia las constelaciones. Adverti su silueta derramandose sobre acuosidad de la noche, los ciruelos y la hierba...

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